Hace un tiempo leí una frase en un mural de Santiago de Chile: “The true artist helps the world by revealing mystic truths”.
Este es el sentir que llevo inscrito en lo más profundo de mi corazón. ¿Y qué son esas verdades místicas? Quizás aquellas verdades reveladas que afloran al surgir del viaje de la vida, un bello juego donde solo aquellas personas que se atreven a mirar sin velo pueden apreciar. Y entonces, ¿por qué razón siento que ha faltado tanta verdad en el cine? Tal vez es porque esa verdad estaba enfangada de demasiada mentira que tendríamos que desempolvar. Y andar por esos caminos hace daño.
¿Y por qué es tan importante que el cine sea una ventana fresca a esa verdad? Porque el cine construye realidad, no solo bebe de ella, sino que la construye. Por tanto, ¡cuidado con eso! Porque cuanto más falaz sea la narración cinematográfica, menos verdadera será la vida que estamos generando. Esta es la responsabilidad que tenemos como productoras, tanto en el contenido que creamos como en cada una de las fases del proceso de producción de nuestras obras.
En mi caso, como cineasta comprometida con este mantra que leí hace muchos años, continúo explorando las verdades místicas que me permiten salir, de vez en cuando, de la ilusión construida. Y doy gracias a tantas y tantos cineastas que se atreven a enfangarse actualmente.
Quizás quien lea este artículo se pregunte: ¿a qué se refiere con verdades místicas? Cada una sabe cuáles son las suyas. Yo continúo andando con vosotros.