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Brain Film Fest: La salud mental en la industria audiovisual

El auditorio del CCCB acoge la primera Jornada Profesional sobre Salud Mental en el Sector Audiovisual, organizada por Brain Film Fest.

El 13 de marzo, el auditorio del CCCB acogió la primera Jornada Profesional sobre Salud Mental en el Sector Audiovisual, organizada por el Brain Film Fest. Un espacio imprescindible para analizar los principales retos que afectan el bienestar de los profesionales, como la precariedad laboral, el estrés en los rodajes, las largas jornadas de trabajo y las dificultades de financiación.

La jornada comenzó con la mesa redonda “¿Cuál es el estado de la salud mental en la industria audiovisual?”, que reunió a profesionales de diversas entidades que aportaron su propia perspectiva sobre los retos de salud mental que enfrenta la industria. Participaron la Académia del Cine Catalán, la Federación de Productoras Audiovisuales (PROA), ), la Asociación de Actores y Directores Profesionales de Cataluña (AADPC), el Servicio de Desarrollo Empresarial, FAGA Guionistas y WeMind Cluster.

La gerente de PROA, Carlota Guerrero, recalcó que los productores se encuentran entre los financiadores y las condiciones de trabajo que establecen los convenios. “Hay una relación directa entre el presupuesto disponible y la tranquilidad para hacer el trabajo”, explicaba. El financiamiento marca, por ejemplo, los días de rodaje y la velocidad con que se debe trabajar. También abogó por “ampliar el espacio de la experimentación” y no castigar el error. Por eso valoró las ayudas al desarrollo, que considera un acompañamiento necesario en la experimentación, aunque finalmente el proyecto no salga adelante.

Igualmente, Guerrero defendió que el sector comparta una visión sobre qué es ser un buen trabajador. Como ejemplo, puso el caso de los rodajes en el mundo anglosajón, donde desde hace tiempo se habla de la gestión de la salud mental en los equipos, en contraposición a algunos modelos asiáticos, donde agotarse acumulando horas de trabajo puede ser visto de manera favorable. “Debemos establecer un marco para disponer de un espacio donde compartir dudas, fragilidades y miedos”, concluyó.

Desde la Académia del Cine Catalán, Neus Pérez, coordinadora del Departamento contra los abusos en el sector audiovisual y de las artes escénicas, opinó que el acoso es un problema estructural de toda la sociedad, pero que el sector audiovisual puede favorecerlo debido a la jerarquía que implica un rodaje, la precariedad o el miedo a no ser contratado. “No estamos acostumbrados a gestionarnos emocionalmente, no lo hemos aprendido”, afirmó. “Podemos establecer protocolos o medidas de prevención, pero hay una parte importante que corresponde a cada persona”. Desde su punto de vista, es necesario que los profesionales del sector se empoderen, establezcan límites y dejen de estar siempre pendientes del reconocimiento exterior. También se refirió a los riesgos que conlleva la pasión por el trabajo dentro del sector audiovisual, que lleva a solicitar subvenciones para cualquier nuevo proyecto, pero que este aumento de la carga de trabajo no siempre va acompañado de una ampliación de la estructura humana.

“El miedo es la emoción principal a la hora de reivindicar los derechos laborales”, lamentó Daniela De Vecchi, secretaria de dirección de la Asociación de Actores y Directores Profesionales de Catalunya. Y añadió que la precariedad “es uno de los detonantes principales de los problemas de salud mental”. Muestra de ello es que solo el 7% de los intérpretes cobran más de 30.000 euros al año, lo que les obliga a buscar otros trabajos, “lo que genera un desarraigo y melancolía”. El estrés de actores y actrices se agrava por la carga emocional de un rodaje: “Son tres meses encerrados con el mismo grupo, usando su cuerpo, su alma y sus emociones como herramienta de trabajo”, explicó. Y añadió: “En las escuelas de interpretación se habla de cómo llegar a una emoción, pero siempre a favor de un material y de un resultado”.

El punto de vista de los creadores estuvo representado por Rodolf Giner, director general del Fórum de Asociaciones de Guionistas (FAGA), quien alertó de una situación de indefensión, ya que “los recursos para defender los intereses colectivos son muy escasos”. En este sentido, afirmó que el 30% de los guionistas por cuenta ajena refieren problemas de incumplimiento del convenio. Ante esta problemática, considera que la solución debe llegar desde la gestión colectiva. “El contexto es inexorable y la gestión del contexto no se debe hacer de forma individual”, dijo, y lamentó que el Estatuto del Artista no haga referencia a las enfermedades mentales en el audiovisual. Ante esto, abogó por que los responsables políticos se encarguen de crear un marco colectivo que vele por el bienestar y la salud mental dentro del sector.

Desde WeMind Cluster, el psicólogo Jordi Royo ironizó con el hecho de que el sector audiovisual es bipolar y se encuentra entre la euforia y la depresión, debido a la inestabilidad en que viven la mayoría de los profesionales, sin saber si podrán trabajar o no. Con poco más del 5% del presupuesto sanitario destinado a la salud mental, por debajo de otros países de Europa occidental, Royo ve poco probable que el Estado financie la promoción del bienestar anímico dentro de un sector concreto como el audiovisual. Por tanto, “es necesario que la profesión se organice y se plantee que el éxito es mucho más pequeño que el fracaso”.

Voces y propuestas del sector audiovisual

Tras la sesión inicial, se formaron cuatro grupos de trabajo (guionistas, técnicos, productores ejecutivos y actores/actrices) para analizar sus condiciones laborales e identificar soluciones. Cada grupo hizo un análisis profundo de sus condiciones laborales e identificó posibles soluciones para mejorar el bienestar de los profesionales.

Los guionistas dejaron claro que su trabajo no es nada fácil. La precariedad y la falta de continuidad laboral les pasan factura, generando una tensión psicológica constante. A esto se suma el hecho de que muchos trabajan solos, sin nadie con quien compartir dudas o inquietudes, lo que puede afectar la autoestima y aumentar la inseguridad. De hecho, se puso de manifiesto un estudio que revela que más del 40% de los guionistas no se sienten suficientemente valorados dentro del sector. A pesar del gran talento dentro del colectivo, esta presión constante puede llegar a ser abrumadora.

Entre las propuestas para revertir esta situación, se planteó la necesidad de establecer mecanismos legales como un replanteamiento del Estatuto del Artista, fomentar espacios de comunicación y asociacionismo para combatir la soledad y, sobre todo, organizarse para reivindicar derechos y mejorar las condiciones laborales.

El colectivo de técnicos, por su parte, denunció la existencia de un “altruismo patológico” que perpetúa jornadas interminables con el miedo de poner límites para no perder el trabajo. A esto se suma la falta de comunicación y reconocimiento dentro de los equipos, y un ritmo de trabajo que no da tregua, afectando tanto la salud mental como la física. Todo esto se traduce en un desequilibrio entre la vida personal y la profesional.

Como soluciones, se propuso crear espacios de diálogo donde los técnicos puedan compartir experiencias, impulsar una cultura de la salud mental desde la formación, respetar los horarios laborales y controlar mejor las jornadas para evitar abusos.

Los productores ejecutivos expresaron la falta de visibilidad y reconocimiento de su papel, que a menudo pasa desapercibido y se reduce a la figura de un simple inversor, dejando de lado todo el trabajo creativo que aportan a las producciones. Además, la sobrecarga laboral y la precariedad que experimentan en la mayoría de los proyectos en los que participan se compensa con horas extras no remuneradas.

Entre las propuestas para revertir esta situación, se destacó la importancia de dar más visibilidad a su figura en festivales y espacios públicos, reconocer su faceta creativa, establecer horarios de trabajo dignos que respeten los tiempos de descanso, ofrecer formación en liderazgo y crear herramientas de acompañamiento para cuidar mejor la salud mental del colectivo.

El grupo de actores y actrices puso sobre la mesa diversas problemáticas que afectan a la profesión. Destacaron la vulnerabilidad que padecen y las diferencias salariales por razones de género y edad. También denunciaron las dificultades para conciliar trabajo y familia, el estrés de compaginar varios proyectos a la vez y los casos de acoso y abuso de poder en los rodajes. Además, expresaron su preocupación por la normalización del intrusismo laboral.

Para hacer frente a estas problemáticas, se propuso aplicar correctamente el convenio laboral, ofrecer formación en salud mental, crear espacios para compartir experiencias, combatir el intrusismo e incorporar equipos interdisciplinarios que velen por el bienestar emocional durante los rodajes.

Retos y soluciones compartidas

La jornada concluyó con unas palabras de Eduard Alcaraz, fundador del Institut Català de la Felicitat, quien resumió los puntos en los que todos los grupos de trabajo coincidieron. En primer lugar, se destacó la necesidad de promover la concienciación y la formación específica en salud mental, adaptada a las particularidades de cada colectivo. También se puso de manifiesto el doble papel de la inteligencia artificial: una herramienta con potencial, pero también un riesgo que debe analizarse con atención. Otro aspecto compartido fue la preocupación por la normalización de situaciones de precariedad que afectan tanto a la salud mental como a la física, así como la importancia de encontrar un equilibrio entre la vida personal y la profesional.

Finalmente, se plantearon las bases para la próxima edición de la que será la Segunda Jornada Profesional del Brain Film Fest 2026, que incluirán la creación de un documento de buenas prácticas con el apoyo de todas las instituciones implicadas. Este documento servirá como hoja de ruta para la implementación de medidas que garanticen el bienestar laboral y la salud mental de los trabajadores en la industria audiovisual.