En 2014, Francesc Escribano, director de Minoria Absoluta, me hizo una de las preguntas más complicadas que nunca me ha hecho un productor ejecutivo: ¿podemos hacer un documental de la guerra civil, en color?
La respuesta a esta pregunta nos ha llevado durante los últimos años a producir documentales, series documentales y programas de entretenimiento con los que hemos podido difundir un gran volumen de archivos audiovisuales de los fondos de la Filmoteca Española y de otros archivos de todo el país.
Ahora que estamos inmersos en el DocsBarcelona, no podemos perder de vista lo importante que es disponer de un festival como este en nuestra ciudad. Festival que nos permite difundir obras documentales con público presente en salas comerciales y con quien podemos tener un contacto directo, algo muy diferente a emitir o difundir a través de televisiones o plataformas.
Y una cosa me lleva a la otra: a hablar de la relación simbiótica que existe entre el material de archivo y el género documental. Los archivos nos permiten sumar rigor y credibilidad a nuestras historias, y los documentales son la principal ventana de difusión de archivos de todo el mundo que, por otra parte, si no se difunden, pueden quedar en un estante y no exponerse nunca públicamente.
Preservar fondos audiovisuales en cualquier soporte pero, sobre todo, en los soportes cinematográficos tradicionales, es un trabajo muy complicado, costoso y que requiere personal muy cualificado. Por lo tanto, la pregunta es obvia: ¿tiene sentido gastar dinero en preservar los fondos audiovisuales si no potenciamos su difusión pública? Es un debate muy interesante. Personalmente, pienso que preservar y difundir deben ir de la mano. Por un lado, mediante la preservación de nuestro patrimonio audiovisual protegemos nuestra memoria colectiva y, por otro, explicando nuestro pasado podemos entender mejor nuestro presente y, quizás así, aprender a no cometer los mismos errores en el futuro.
Pero hay que reivindicar que se necesitan fondos de forma urgente para dotar de más recursos a las filmotecas y archivos públicos. Hay que invertir en la profesionalización de equipos y equipamientos. Hay que mejorar la información legal de los archivos y su catalogación, hay que permitir un acceso rápido y directo y, sobre todo, aumentar los procesos de digitalización, para que todos estos archivos audiovisuales que preservan nuestra historia y patrimonio artístico estén al alcance de todos de forma adecuada, pero sobre todo, de un sector como el audiovisual, que evoluciona tecnológicamente a la velocidad de la luz.
Solo de esta manera podremos tener un mejor y más rápido acceso a los materiales de archivo y eso nos permitirá narrar de manera más rigurosa nuestras historias, nuestra historia.


