PROA me ofrece la posibilidad de escribir 300 palabras sobre algo que interese a nuestro sector. En un repaso mental rápido sobre tecnología, el mercado, estrategias de financiación… descubro que lo más importante que puedo compartir con vosotros y vosotras — especialmente si hacéis documentales, como yo— es un consejo sencillo: cuidad vuestra salud mental.
Desde hace más de 30 años ando rodando por el mundo historias humanas de todo tipo; a veces terribles, a veces maravillosas y muy a menudo merecedoras de una extraña combinación de ambos adjetivos.
Muy al inicio, recuerdo regresar de haber estado rodando una leprosería en la India y ponerme, nada más volver, a rodar un spot sobre un crecepelo supuestamente infalible. Una cosa pagaba la otra. Supongo que la esquizofrenia es algo parecido a eso.
También recuerdo, en un basurero en Antananarivo, estar rodeado de una miseria tan surreal que, a las pocas semanas, la cabeza no sabía distinguir entre la realidad de los días de rodaje y las pesadillas de cada noche. Poco más tarde, vi cosas tan hermosas en el modo en el que las madres Awajún cuidan a sus hijas que la emoción me hacía salir de mi propio cuerpo y observarme desde fuera. Supongo que eso se llama disociación, o algo así.
Tras varias depresiones, diversas fases maníacas y terapias de varios tipos, me doy cuenta de que lo más importante de nuestro oficio es saber bailar con la realidad. Estar enamorado de ella y al mismo tiempo cuidar de no volverse completamente majareta.
Supongo que el remedio está en los dijous paella, pero vivo en Navarra y me pilla lejos. Así que comparto con todo el colectivo este sencillo consejo: cuidaos, cuidad a vuestros compañeros y compañeras y dejad que os cuiden. Tenemos un oficio maravilloso, para volverse loco. Un fuerte abrazo.