Alexandra Solórzano Goicoechea, productora executiva d'Amor y Lujo

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El camino recorrido

Artículo de Alexandra Solórzano Goicoechea, productora ejecutiva de Amor y Lujo, para el InfoPROA del 8 de marzo de 2022

El pasado domingo Libertad y Sis dies corrents triunfaron en els Premis Gaudí que otorga nuestra academia de cine. Dos películas dirigidas por mujeres, pero también producidas, guionizadas y con cabezas de equipo femeninas. Al igual que lo conseguido hace apenas un mes por Alcarràs, un logro que ya forma parte de la historia de nuestra cinematografía. Ha costado mucho, pero finalmente las mujeres ocupamos espacios que nos eran totalmente desconocidos hasta hace pocas décadas: somos más visibles, se nos reconoce y, si algo está claro, es que hemos venido para quedarnos.

Sin duda, parte de estos éxitos son consecuencia de las medidas de género que se aplican desde las instituciones para favorecer el cine dirigido por nosotras, pero también desde asociaciones de mujeres que impulsan la profesionalización y cuentan con programas de tutorías para proyectos.

En los últimos dos años, Dones Visuals, por ejemplo, ha visto incrementado en un 77,8% su número de socias, lo que pone de manifiesto el interés por la profesionalización de las mujeres que nos dedicamos al cine. Aún así, el informe de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales) de 2020 recogió que suponemos el 33% de los profesionales de la industria, pero que en cargos de responsabilidad, creativos y artísticos, como dirección y guion, nuestra presencia desciende al 19% y 26%, respectivamente.

Volviendo a la pasada gala de los Gaudí, según el estudio de diversidad realizado por la Acadèmia del Cinema Català, las directoras trabajan con presupuestos un 40% más bajos que los hombres, y ninguna de sus películas supera los 3 millones de euros. Para conseguir la igualdad real habrá que esperar hasta 2046, en el caso de mantener el ritmo del 2% de crecimiento como media anual en las categorías de liderazgo.

Quedan 24 años para 2046.

Sí, estamos mejor que en 1998, pero aunque parezca que la situación está normalizada, aún queda mucho camino por hacer y, como mínimo, debemos luchar por mantener todo lo que hemos conseguido, seguir potenciándolo y, sobre todo, entender que nuestros equipos tienen que ser igualitarios y diversos para enriquecer nuestras producciones, al igual que lo es nuestra vida y nuestro día a día.