Entrar en la junta de ProDocs ha sido una constatación de que hay personas que hace muchos años trabajan por una industria del documental justa, inclusiva, menos precaria y de calidad. También he descubierto que, a pesar de que hay muchas derrotas, también hay victorias. Por eso quiero empezar celebrando las victorias de la junta previa: la convocatoria única de ICEC para documentales y las ayudas del GAC para documental. Estos hitos no se hacen solos, sino gracias a asociaciones como ProDocs que trabajan para conseguir mejoras en nuestra industria. ¡Gracias!
Aun así, es importante abordar el estado actual del documental independiente o de creación, que considero en peligro de extinción. Si trabajas en documentales independientes, ya lo sabes. Pero muchos colegas, ejecutivos y responsables políticos fuera de la comunidad de los documentales independientes no son conscientes de la crisis que se está desarrollando entre nosotros. De alguna manera, es comprensible. A pesar de los esfuerzos repetidos por exponer la “época dorada del documental” como la era corporativa de los true crime y los documentales de celebridades, el éxito del extremo comercial del espectro, a pesar de ser bienvenido en muchos aspectos, ha fomentado la idea errónea de que todo el ecosistema del documental está prosperando. No es así.
Los documentales en el extremo independiente del espectro – films creativos, observacionales, centrados en personajes, films que surgen fuera del encargo de un comisionado o que exploran cuestiones políticas o culturales difíciles pero vitales – son cada vez más difíciles de realizar. La financiación para la producción de documentales independientes es crónicamente baja y el apoyo para una buena distribución y exhibición es inexistente. Mantener carreras en estas condiciones es casi imposible excepto para unos pocos privilegiados, cosa que tiene implicaciones directas para el bienestar de los cineastas y para la devastadora carencia de diversidad del sector de los documentales.
A pesar de estas y otras barreras, los documentalistas españoles continúan encontrando maneras de hacer films vitales, pero las probabilidades están en contra nuestra y empeoran. Es crucial recordar que no somos una industria local, sino global. Festivales como Berlinale, Cannes o IDFA no solo dan prestigio a las películas y facilitan su distribución, sino que también contribuyen al prestigio del país. Sin embargo, competimos con otros países que disponen de presupuestos mucho más elevados, permitiéndoles más tiempo para desarrollar sus proyectos documentales, hecho imprescindible en muchos casos.
También creo que es importante recordar que el éxito de un documental depende de múltiples factores imprevistos. Los algoritmos no pueden preverlo todo, y el factor sorpresa sigue siendo crucial para los documentales exitosos. Así lo demuestra el hecho de que últimamente las plataformas hayan empezado a recortar films en producción, perdiendo dinero, porque no pueden prever totalmente qué funcionará y qué no. Entre 2020 y agosto de 2023, Netflix canceló un 10,2% de su contenido original, según Variety Intelligence Platform y Luminate. Otros servicios de streaming, como Walt Disney y Warner Bros Discovery, también han implementado recortes similares recientemente.
Así pues, instamos a los financiadores, especialmente a 3Cat y RTVE, a adoptar una perspectiva global y a tomar riesgos. No podemos conformarnos solo con seguir las modas actuales, puesto que eso nos deja continuamente atrás.
Necesitamos documentales independientes. Su capacidad de desafiar nuestras suposiciones y ayudarnos a entender el pasado, el presente y el futuro del mundo es vital para nuestra cultura y democracia. El documental creativo es una parte esencial del panorama cinematográfico independiente, y es único, distintivo y requiere apoyo especializado.