Una coproducción con Dinamarca, un largometraje para una gran plataforma, una coproducción con Francia con ocho cadenas de televisión internacionales: son ejemplos de las producciones en las que trabajamos el año pasado y durante las cuales no vimos en persona a nuestros interlocutores internacionales ni una sola vez.
El pasado noviembre me estaba haciendo la maleta para un evento clave en la agenda de cualquier productor de documentales: el IFDA, en Ámsterdam. Después de dos años de pandemia, el festival y el mercado volvían a estar planificados en todo su esplendor. Pero antes de salir tuve una sensación incómoda: como profesionales del género documental, que suele enfocarse en las desigualdades sociales y medioambientales del mundo, ¿nos podemos permitir coger un avión para reunirnos todos, contaminando el mundo que intentamos mejorar?
Al llegar a Ámsterdam, me encontré con compañeros y compañeras que no había visto en años. Por primera vez en mucho tiempo, pude intercambiar ideas en directo y hablar sobre problemas o retos del oficio. Me he reencontrado con commissioning editors de televisiones y hemos solucionado temas que hacía tiempo que intentaba resolver por correo electrónico; he podido disfrutar de los pitches de proyectos prometedores, participar en charlas de gente inspiradora, conocer a directores y futuros coproductores, y he visto documentales en la gran pantalla y los he analizado con los compañeros allí presentes. Me he llenado de inspiración y alegría para poder dedicarme a este género que tanto quiero.
De nuevo en Barcelona, he tenido que concluir que sí que es importante que nos veamos de vez en cuando en persona. Indudablemente, el diálogo directo, compartir, sentir y hablar naturalmente y sin barreras es crucial para trabajar juntos. Lo mejor es que pronto podremos sustituir los asientos estrechos del avión por un viaje soñado: la empresa European Sleeper ha anunciado que introducirá un tren nocturno entre Barcelona y Ámsterdam. De esta manera podremos llegar de manera más sostenible y hacer nuestras películas soñadas.
¡Feliz año nuevo!