Este ha sido un buen año, cinematográficamente hablando. Un buen año por la cantidad de películas producidas; un buen año para el cine en catalán, con un aumento importante en número de films y presupuesto; un bueno año, de nuevo, en lo que se refiere a presencia y reconocimientos en los festivales más prestigiosos del mundo, con premios en Berlín para 20.000 especies de abejas, en Cannes para Creatura y en Donostia para Un amor; con Els encantats en Málaga, La imatge permanent en la SEMINCI o Upon Entry en los Independent Spirit Awards de Hollywood. También tenemos que celebrar las nominaciones a los Oscar para Robot Dreams y para La Sociedad de la nieve, que pese a no tener producción catalana, está llena de talento de nuestro país. Y también ha sido un buen año en términos de público, con éxitos de taquilla como El mestre que va prometre el mar, Saben aquell o Robot Dreams.
Muchas de estas películas son en catalán, hecho que nos hace pensar que fenómenos como Alcarràs no son flor de un día y que la voluntad de muchas cineastas, sumada a la buena labor que se está haciendo desde el ICEC, lo están haciendo posible.
Estamos muy satisfechas de que nuestra industria continúe creciendo, de que haya más trabajo y de que podamos rodar en nuestra lengua con libertad. No obstante, es necesario que las instituciones sigan apoyando, y esa es la razón por la que no debemos bajar la guardia. Porque también conseguimos progresos importantes hace unos 12 años y se perdieron. Hagamos que esta vez, con la gran plantera de talento que tenemos, este hito llegue para quedarse para siempre, y que el cine catalán y en catalán continúe con estas grandes cosechas.
