Hace casi veinte años que nació IB3, la televisión autonómica de las Islas, y a su lado una serie de instituciones públicas relacionadas con el sector audiovisual y cargadas de buenas intenciones. No basta. Ni mucho menos.
La falta de presupuesto es, sin duda, el primer problema al que se enfrenta un sector que no es sólo cultura, es también industria. Y por consiguiente, genera empleos y riqueza para toda la comunidad. El sector audiovisual lo forman actores, directores o guionistas, pero también conductores, restauradores, herreros o mecánicos. La producción de contenidos audiovisuales es un factor económico que otras comunidades han descubierto como uno de los motores que impulsan su bienestar. Pero para ello es necesario que al talento se le sume el esfuerzo, en este caso presupuestario, que propicie el máximo desarrollo del potencial con el que contamos.
IB3 es el motor para este impulso. Su apoyo a la producción local y al talento balear es indispensable para conseguir que el sector audiovisual de las Baleares sea algo más que un grupo de voluntariosos dispuestos a cualquier sacrificio para hacer su trabajo. Así, las grandes productoras internacionales, que nos eligen como su gran plató, son las primeras en darse cuenta del enorme potencial existente en las Islas y del poco valor que se le da en su propia casa.
El agravio comparativo a escala institucional es evidente cuando nos miramos en el espejo de otras comunidades. El apoyo que recibe el audiovisual en conjunto deja en evidencia el escaso interés que muestran nuestras instituciones por un sector que además de una innegable apuesta por el fomento y defensa de la cultura propia, es capaz de generar empleos y riqueza en una comunidad que, al menos de palabra, lucha por salir del monocultivo económico.