Dicen que la situación actual del audiovisual está complicada. ¿Y cuándo no?
Durante los últimos años hemos estado coproduciendo diversos proyectos tanto de cine como de televisión. Hemos tenido mucha suerte encontrando a nuestros compañeros de viaje, y la coproducción se ha convertido en una herramienta que no quiero dejar escapar.
La coproducción mantiene vivas las obras independientes —unidos nos hacemos más fuertes— y a la vez se trenza un tejido de contactos, aprendizaje y nuevas relaciones que nos enriquecen.
Asociarnos a buenos compañeros de viaje nos da nuevas perspectivas, nuevos proyectos, nuevas miradas… A veces, abrumados por el ritmo de una industria donde los criterios dominantes pueden cambiar en cuestión de semanas, o días, el punto de vista adecuado de la industria te puede aportar un grado extra de resiliencia.
Donde tú no llegas, tus compañeros llegan. Lo que ellos desconocen tú lo sabes resolver, y ponéis ideas en común que quizás a ti nunca se te hubieran ocurrido. Lo que para uno es nuevo, para otro es la décima vez que lo hace. Celebráis juntos los éxitos y os enfrentáis juntos a los problemas. La problemática no es la misma a través de dos ojos que de cuatro o más.
De vez en cuando, el jinete solitario ya no te parece atractivo. En cambio, sentirse acompañado en este trayecto árido de nuestra profesión convierte el camino en un viaje mucho más afable y mil veces más interesante.
Hay una presión de la industria y las instituciones para hacernos grandes, cuando el sector está incierto. Crecer en un sector donde la demanda y los mecanismos de financiación están saturados es una antinomia. Cooperar puede ser la forma de hacernos grandes sin perder nuestra independencia.
