Bernat Manzano, productor a Boogaloo Films

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Esta máquina mata fascistas

Artículo de Bernat Manzano, productor en Boogaloo Films, para el InfoPROA del 19 de noviembre

Una nueva edición del In-Edit, el Festival Internacional de Documental Musical, se ha celebrado en Barcelona y, entre las muchas películas que formaban la programación, no deja de sorprender gratamente que dos títulos con un claro posicionamiento político hayan recibido el reconocimiento del jurado. Hablo de Soundtrack to a Coup de Etat y La Marsellesa de los Borrachos, primer largometraje de Pablo Gil Rituerto que hemos producido desde Boogaloo. Este palmarés nos invita a reivindicar el cine político y nuestra posición política como productores y productoras en el presente.

Más allá del fenómeno fan que despiertan los grandes nombres como Bad Gyal, Estopa o Nick Cave, es todo un éxito poder defender el cine como herramienta de resistencia política, en el caso de la Marsellesa de los Borrachos, a través del folclore anónimo y los cantos populares antifranquistas en dos proyecciones llenas hasta arriba. Son estos momentos los que dan sentido a la lucha. Sí, lucha, porque levantar actualmente un proyecto documental de este talante es todo un acto de resistencia. Pero como nos pasa habitualmente, los siete años de complicaciones y negativas varias en la producción se disfrutan ahora con plena satisfacción: no solo hemos visibilizado unos pasajes culturales y sociales de nuestra historia, sino que nos hemos demostrado la militancia como productores, consiguiendo posicionar internacionalmente un proyecto radicalmente local. Nuestro afán de cantar a la resistencia, al amor propio y plantar cara al poder sigue intacto, preparados para asumir los siguientes palos en las ruedas, parafraseando a Passolini con aquello de que “toda libertad exige un suplicio de una manera u otra”.

“Esta máquina mata fascistas”, llevaba escrito en la guitarra Woodie Guthrie. La música (y el cine) como acto de resistencia y de hacer frente a la intolerancia de manera activa. Debatamos, filosofemos y discutamos tanto como sea necesario, pero como adelantaba Karl Popper en su Paradoja de la Tolerancia, un exceso de tolerancia con posiciones intolerantes hará que la sociedad tolerante desaparezca en manos de los intolerantes. Así pues, que nuestro cine sea intolerante con el fascismo.