Ahora que estamos llegando al final del módulo de financiación del máster de PROA de producción ejecutiva, del que este año soy coordinadora junto con Sumpta Ayuso, pienso en cuando yo estaba terminando mis estudios de Comunicación Audiovisual en la UAB, en 2005.
Entonces teníamos muchas ganas de hacer cosas y trabajar en el audiovisual, pero no teníamos demasiado claro qué significaba producir. Lo fuimos aprendiendo sobre la marcha como una profesión y un oficio. Pero nadie salía de la facultad, o yo no lo recuerdo, diciendo “yo quiero ser productor de cine”.
Si pienso en las nuevas generaciones de estudiantes, veo las oportunidades, pero también la voluntad y la vocación, de formarse como productores. Ahora que los tengo cerca, veo con esperanza a una nueva generación de productores que vienen con ganas, conocimiento y gusto por las historias que quieren sacar adelante.
Este año se ha hablado, en el ámbito profesional, de un relevo generacional en la dirección. Muestra de ello son las edades y los perfiles de los nominados a mejor dirección en los Goya de este año. Pero si eso está pasando, estoy convencida de que también es a causa de un relevo generacional de los productores (y especialmente las productoras) que han creído y han sacado adelante esos proyectos.
Fundamentalmente, el binomio productor(a)-director(a) es una pareja firme que tiene que creer en explicar esa historia concreta, acercarse a los mismos personajes y llevar a la gran (y pequeña) pantalla nuevas realidades y temáticas.
A veces me preguntan qué particularidades debe tener un futuro buen productor. Y entonces no pienso en su formación profesional o académica, sino en las aptitudes de carácter y en su capacidad de trabajo en equipo. Porque, por suerte, ahora tienen oportunidades académicas para formarse como productores, pero lo que les hará sobrevivir en un entorno competitivo, jerárquico y de entendimiento con los creadores es un carácter curioso, organizado, empático con el equipo y amable. Creo firmemente que desde la amabilidad se pueden hacer muchas cosas.
Estoy convencida de que tenemos por delante un buen momento en el audiovisual entre los que ya hemos llegado y las próximas generaciones que, deseo, den a la figura del productor el reconocimiento que merece. Basta de creer que solo es “el de los dineros”, hay que continuar luchando para reivindicar la figura creativa de los productores y productoras.