Siempre recuerdo a mi abuela, que cada tanto citaba a J.L. Borges refiriéndose a un tercero: “Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir”.
Siempre me llamó la atención el tratamiento de anulación del tiempo de Borges, y me ayuda a pensar diferente.
¿No aprendimos nada? Seguramente estábamos perdidos sobre qué hacer, pero lo que es seguro es que había que caminar exactamente hacia el lado opuesto a una guerra. Tenemos que reaprender a relacionarnos con el planeta (que no es un nuestro ni es un recurso), con los demás seres vivos y con nosotros mismos. Un entramado que hay que aprender a tejer y construir desde otro paradigma y que sabemos bastante poco sobre cómo hacerlo.
¿Puedo hacer algo o solo me hundo en la tristeza? ¿Puedo ayudar de algún modo a todas esas familias? ¿Qué pasará con esos niños? ¿Cómo posicionarme frente a semejantes atrocidades? Como miembros del sector cultural, ¿no hay nada que podamos hacer? Hay distintas organizaciones profesionales que están organizándose para colaborar de uno u otro modo. Se piden desde mantas hasta insumos para que se pueda documentar lo que sucede.
No tengo la menor idea de por dónde empezar, pero comparto mis dudas y temores, por si entre todos podemos pensar cómo sumarnos como la asociación que somos.
Supongo que como dice Borges, a la humanidad siempre le tocaron tiempos difíciles, pero pensémonos desde el lugar de la acción para poder marcar la diferencia.