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Un viaje a contracorriente

Artículo de Daniel Padró, responsable de desarrollo de proyectos de Rodar y Rodar, para el InfoPROA del 12 de abril

Si tuviera que hacer un análisis sobre la situación actual, diría que es un buen momento para el audiovisual, pero no tanto para el cine. Del mismo modo, es un buen momento para el sector, pero no para el productor independiente.

Producir películas se está convirtiendo en un viaje cuesta arriba y a contracorriente. Gracias a las plataformas, tenemos más vías de financiación. Parecían los salvadores del sector, pero desde su posición de fuerza, su interés a veces va en contra de los del productor independiente. Los canales pagan menos por derechos de emisión, las subvenciones son carreras de obstáculos cada vez más complejas. Para los técnicos es un momento dulce (¡por fin!), pero eso significa que los costes de personal van subiendo.

Por no hablar de la taquilla, que era nuestro incentivo y ahora es un ámbito en decadencia. Y, para más inri, tenemos un público nacional que detesta su cine.

Cada vez que sale un de nuestros tráileres, los comentarios al estilo “qué malo es el cine español” son una constante. Al final del día, tenemos la sensación de remar contra toda una serie de obstáculos, entre los cuales se incluye el desprecio de nuestro público.

Han cambiado los hábitos de consumo. Se está perdiendo parte de la magia que nos enamoró del cine; las tertulias y los debates después de la proyección han dado paso al consumo masivo de un producto que se olvida con la misma velocidad en la que se consume. Es sintomático del nuevo paradigma que el hecho más memorable de la pasada gala de los Oscars sea la bofetada de Will Smith, y que el público ni conociera la existencia de la película ganadora hasta la misma noche de los galardones.

Y a menudo surge la tentación de abandonar, pero por encima de esta idea sobrevuela la sombra de los éxitos conseguidos, de las batallas ganadas y de las perdidas. Al final lo que hacemos los productores es oler el talento y encontrar el alma en este laberinto de locos lleno de egos, proveedores, bancos y burocracia.

El cine como negocio nunca ha sido fácil. Al final del día, nos adaptaremos, como hemos hecho siempre.