Recuerdo las palabras de mi abuela resonando en mi mente como un eco distante: “Un día pasa lento y un año pasa volando”. Estas palabras, que solían sonar como simples consejos de vida, ahora adquieren un significado profundo y dolorosamente preciso.
El pasado 11 de abril marcó un hito significativo en mi trayectoria con ProAnimats. La junta ordinaria, ese ritual semestral que solía ser un evento de trámites rutinarios, de encuentros con los compañeros coproductores, de cotilleos propios de la industria, esta vez resonó con una solemnidad particular. En el orden del día, se anunciaron los nuevos nombramientos y responsables que darán forma al futuro de nuestra asociación. Diez años. Una década entera me he dedicado a esta causa, seis ocupando el cargo de presidente y cuatro más como secretario. Diez años que han transcurrido como un suspiro al viento, como decía mi abuela.
Es difícil no sentir un nudo en la garganta al darme cuenta de que ha llegado el momento de ceder el timón. La nueva generación de productores de animación espera impaciente, lista para tomar el relevo. Es hora de dar un paso al costado, de retirarme a la retaguardia y permitir que el ciclo natural siga su curso.
Estos diez años han sido un torbellino de actividades, de reuniones interminables con los responsables de las televisiones, con representantes de organismos públicos y privados, con instituciones, asociaciones, partidos políticos y tantos otros actores en este escenario complejo. Cada encuentro, cada negociación, cada proyecto ha sido una montaña rusa de emociones. Ha sido una experiencia que me ha desafiado y también me ha enriquecido.
Pero ahora, mientras miro hacia atrás, me embarga una sensación agridulce. Me despido de una etapa de mi vida que ha sido fundamental en mi desarrollo personal y profesional. Dejo atrás momentos de triunfo y frustración, de alegría y desafíos. Pero también me despido con la esperanza de que todo lo que se ha sembrado durante estos años florezca en manos de aquellos que ahora toman la batuta.
Deseo a la nueva junta toda la suerte del mundo. Tienen por delante grandes desafíos que afrontar, como la revolución del contenido digital, la creación de nuevas narrativas en un mundo saturado de contenido, la necesidad de adaptación, de aprendizaje continuo y de lidiar con el famoso algoritmo y la IA.
Espero estar en el sector una década más, así que quedo a su entera disposición para lo que puedan necesitar un veterano de la animación. Y con un corazón lleno de gratitud y melancolía, me despido de esta fase de mi vida, sabiendo que aunque los años pasen volando, los recuerdos y las experiencias perdurarán para siempre.