Catorce países han censurado la proyección de la película Lightyear por un beso entre dos mujeres. Desde Egipto hasta Indonesia, pasando por China o los Emiratos que esconden al emérito. Una escena de tres segundos que muchas personas la han asociado a una campaña de queerbating (técnica de marketing que sugiere contenido LGTBI en una película solo para atraer a más público), ya que la estrena coincidió con el mes del Orgullo. Otros países como Perú alertaban de “escenas de ideología de género” en la entrada de algunos cines.
Más allá del pinkwashing que cualquier empresa se atreve a hacer durante el mes de junio, se debe premiar este cambio definitivo que los grandes estudios para el público infantil y familiar empiezan a incluir gracias al esfuerzo de sus equipos creativos y artísticos.
Los niños y las niñas necesitan referentes audiovisuales de todas las identidades y orientaciones posibles para crecer en un espacio seguro y desarrollarse siguiendo el modelo que mejor les represente. Cada vez se estrenan más series y películas comerciales con personajes LGTBI con historias que no giran alrededor de su orientación, la mayoría hacia un público joven y adolescente. La animación y los agentes de contenido infantil también tenemos que dar un paso más incluyendo de manera transversal personajes que aporten diversidad en todos los sentidos.
Y no, ni este artículo ni ninguna película contienen ideología de género, eso no existe. El título era otro bating para captar vuestra atención, disculpad.